Cuando se trata de sacar a pasear a nuestro peludo, surge la pregunta: ¿collar o arnés? Muchos consideran que la respuesta es obvia y optan por el collar, puesto que es el accesorio más común y el que evita que el perro tire demasiado y se sienta oprimido. Sin embargo, la realidad es completamente diferente. El collar puede causar daños físicos y derivar problemas de comportamiento a nuestros perros.
Es importante tener en cuenta que el collar ejerce una presión significativa en el cuello del perro. Esta presión constante puede provocar lesiones y tener repercusiones negativas para su salud a largo plazo. El cuello alberga estructuras vitales como la tráquea, el esófago, la médula espinal, nervios y huesos de la columna vertebral. Estas partes del cuerpo son muy sensibles y el collar no trata esta zona con la delicadeza necesaria.
Por el contrario, el arnés se presenta como una opción mucho más segura y cómoda. Distribuye la presión a lo largo del cuerpo del perro, evitando la concentración de fuerza en una sola área. Esto resulta especialmente beneficioso para aquellos perros que ya tienen problemas en la zona del cuello. Además, los arneses son ideales para aquellos que requieren ayuda conductual, puesto que evitan los tirones constantes que se producen con el uso del collar (según el punto de anclaje).
Aun así, el arnés no es la solución mágica a todos los problemas del paseo. Cada perro es único y puede requerir un tipo específico de arnés que se ajuste a su físico y personalidad. Además, es fundamental aprender a comunicarnos adecuadamente con nuestro perro a través de este elemento de paseo, utilizando las técnicas de entrenamiento apropiadas.
Si quieres detallar más información sobre cómo disfrutar de un paseo de calidad, es necesario conocer los elementos de control adecuados y disponer de herramientas para disfrutar del rato que estamos paseando nuestro perro.
Pregúntanos sin ningún compromiso.
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